acreditaciones académicas

Evaluaciones en educación para acreditaciones de calidad

Cada vez es más fuerte la tendencia de los profesionales por obtener certificaciones en distintos ámbitos, y eso ha significado para las instituciones de Educación Superior una invitación a reinventarse, a pensar en las necesidades del mercado y preparar planes para certificaciones que den a los profesionales la seguridad del dominio de un área y, por esto, las evaluaciones ya no son solo un historial del estudiante, son una herramienta para la mejora continua de la institución.

En este blog de contaremos sobre los tipos de evaluaciones y cómo las certificaciones se han convertido en la tendencia que está transformando el mercado educativo.

El nuevo valor de las certificaciones

El desafío al que se enfrentan las instituciones de Educación Superior durante el camino del estudiante se vuelve aún más complejo con los años, la tendencia de las nuevas generaciones a enfocarse en las certificaciones que pueden obtener más que en los aprendizajes adquiridos es creciente.

Según María Acaso, Doctora en Educación Artística y académica de la Universidad Complutense de Madrid “la certificación de los aprendizajes ha dejado de ser un medio y se ha convertido en el verdadero objetivo: certificar ha dejado de ser el procedimiento que tenía lugar tras la consecución del aprendizaje para pasar a sustituirlo”.

Y en parte se debe al entredicho de que las entidades académicas no están preparadas para entregar los conocimientos que el mercado necesita, el llamado Lifelong Learning se ha convertido en una forma de enfrentarse a los nuevos desafíos del trabajo frente a mallas curriculares que no pudieron ser pensadas para los desafíos que propondría el avance exponencial de la tecnología.

Según un estudio de McGraw-Hill Education sólo 4 de cada 10 estudiantes se sienten “muy preparados” para la vida profesional. El resto está formándose por su cuenta, mientras espera el certificado que la institución le entregará.

Ante cifras como esta Maria Zuber, vicepresidenta de investigación del Massachusetts Institute of Technology (MIT), coincide en que «las instituciones que se dedican a la educación superior han de formar a los profesionales del futuro teniendo muy en cuenta los cambios vertiginosos que se están produciendo. La gran responsabilidad del mundo académico está en evolucionar con los tiempos y proporcionar a los estudiantes la educación que necesitan para el nuevo escenario profesional».

Aun así, los especialistas no consideran que esto signifique la muerte de la Educación Superior, al contrario, Jean Chambaz, presidente de la Universidad de la Sorbona, en París, asegura que «la Universidad del futuro será una institución académica a la que no se irá para estar tres o cuatro años sino toda la vida. (…) Se trata de un nuevo viaje formativo, y la universidad tendrá que estar preparada para ayudar a una nueva fuerza laboral a lo largo de toda su vida profesional».

José Escamilla, director de innovación del Tecnológico de Monterrey, en México concuerda con la idea del “aprendizaje de trabajo” y asegura que la tecnología, la automatización de procesos mentales y, por supuesto, mecánicos van a transformar los empleos y las profesiones. Hay que hablar de upskilling, crosskilling y reskilling… Vamos a ser capaces de mejorar en lo que ya sabemos”.

Para entregar certificaciones que sean de utilidad para los estudiantes, las IES necesitan evaluar constantemente la calidad de sus programas. La entrega oportuna de información sobre los conocimientos adquiridos aumenta su compromiso hacia lo que están aprendiendo, los cursos y el programa.

Existen distintos niveles de evaluación para que las IES puedan mapear el aprendizaje y así puedan asegurar la calidad de sus programas, algo que sin duda da una vuelta de tuerca a la idea de las certificaciones como fin. Al diseñar un programa en base a logros de aprendizaje, la institución está cerciorándose de que no solamente está aprobando a una persona que responde lo correcto, sino que los conocimientos están formando a un profesional integral.

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Fuente: Pexels

Evaluaciones para el alto desempeño

Un proceso de evaluación enfocado en el estudiante beneficia a la institución, ya que proporciona datos recopilados capaces de ser analizados por herramientas tecnológicas. ¿Pero, qué tipo de evaluaciones se deben realizar para que estas sean eficientes y formen a los estudiantes de manera integral?

Ross Miller y Andrea Leskes, en Niveles de evaluación: del estudiante a la institución, identifican dos tipos de evaluación; el formativo, que entrega información sobre fortalezas, debilidades y el progreso del desarrollo de los estudiantes, se utiliza para monitorear el aprendizaje y planificar; y, por otro lado, el sumativo, que recopila información sobre el logro de conocimientos y el desarrollo de habilidades.  Para esto, se identifican objetivos de aprendizaje para cada etapa del currículo.

Estos tipos de evaluación están incorporados en cinco niveles, los cuáles te contamos a continuación:

Nivel 1 – Evaluación del aprendizaje individual del estudiante dentro de un curso

En este nivel Miller y Leskes recomiendan evaluaciones formativas y sumativas cuyo énfasis sea recopilar información del antes y el después del curso. Esto permite medir el impacto de los conocimientos entregados en el curso, al tener un antecedente de los conocimientos previos.

Para esto, se deben definir los resultados de aprendizaje y hacer una medición aplicando todo el ciclo de mejora continua. El mejor assessment es aquel que contribuye a las competencias de egreso, por ello, la integración de la evaluación del aprendizaje individual debe colaborar con el plan de estudios y así, generará una sinergia en cada nivel.

Nivel 2 – Evaluación del aprendizaje individual de los estudiantes a través de cursos

Este nivel permite medir la evolución del estudiante a través de los cursos de un programa específico. Este tipo de evaluación facilita:

  • La evidencia del desarrollo del estudiante a través de cursos.
  • Retroalimentación para tomar acciones a lo largo del tiempo.
  • Información sobre el logro de los objetivos de aprendizaje del programa.

Nivel 3 – Evaluación de cursos

¿Qué tan efectivos son los cursos? Para responder a esta pregunta las instituciones deben levantar información sobre el cumplimiento de los objetivos de aprendizaje, niveles de conocimientos y habilidades esperados.

Tanto las evaluaciones formativas como sumativas sirven para obtener esta información. Entre las herramientas de evaluación aconsejan, documentos, exámenes, proyectos, portafolios de cursos, etc.

Nivel 4 – Evaluación de programas

Al evaluar los programas es posible detectar qué tan alineados están los diseños curriculares con los objetivos de aprendizaje. Gracias a esta medición se pueden detectar las brechas educativas dentro del currículo.

Miller y Leskes recomiendan para esta etapa utilizar evaluaciones sumativas que respondan a las siguientes preguntas:

  1. ¿Los cursos del programa, individual y colectivamente, contribuyen a sus resultados según lo previsto?
  2. ¿Qué tan bien cumple el programa sus propósitos en todo el currículo?
  3. ¿Qué tan bien contribuyen las subcategorías del programa a los propósitos generales?
  4. ¿El diseño del programa resuena con los resultados esperados?
  5. ¿Están los cursos organizados de manera coherente para permitir el aprendizaje acumulativo?
  6. ¿El programa avanza los objetivos de toda la institución según lo planeado?

Nivel 5 – Evaluación de la Institución

¿La institución es capaz de llevar a sus estudiantes al éxito estudiantil? Administradores, profesores, y toda la comunidad educativa deben poner énfasis en una evaluación para la mejora de los diseños curriculares, que cumpla con requisitos internos y externos de calidad educativa.

La colaboración de la comunidad es muy importante para asegurar la mejora continua. Para esto, las herramientas de medición consistirán en evaluaciones de los programas individuales, de cohorte a nivel de ingreso y graduación.

El trabajo de los docentes, administrativos y, además, el feedback de los estudiantes en cada uno de estos niveles completará la sinergia la mejora continua. El assessment desde la universidad contribuye enormemente a la mejora de los planes de estudios y en la formación exitosa de los egresados.

Cada día los nuevos estudiantes están más deseosos de tener un título que de adquirir conocimientos y, por otro lado, las empresas expresan cada vez más su descontento con la calidad de los profesionales que salen al mercado laboral ¿Qué rol juegan ahí los planteles educativos? ¿Quiénes son sus aliados al momento de adaptarse a los nuevos tiempos y realizar la mejora continua?

Ante el poco compromiso de los estudiantes las universidades deben transformar su cultura y comprobar la efectividad del aprendizaje que entregan, nuestra vertical Academic Management parece ser la respuesta.

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