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La deserción en la Educación Superior y los beneficios de continuar

Que un número significativo de alumnos abandone sus estudios, significa una pérdida importante de la inversión que se ha hecho en su formación y limita las posibilidades de tener mejores oportunidades laborales.

En Chile, la cobertura de la Educación Superior ha crecido de manera importante. En el año 2006, según cifras del Ministerio de Educación, existía una cobertura bruta del 34%. En el 2010 esta cifra superaba el 40%. De esta manera, si en 1990 había 245.000 jóvenes en alguna carrera de pregrado, en el 2009, alcanzaban los 810.000.

Este sistema masivo ha hecho que surjan nuevas necesidades de los alumnos para enfrentar satisfactoriamente su paso por la Educación Superior y la poca capacidad de adaptación que han mostrado algunas instituciones frente a ello, es probablemente una de las causas más importantes de la deserción de algunos estudiantes.

Que un número significativo de alumnos abandone sus estudios, significa una pérdida importante de la inversión que se ha hecho en su formación y limita considerablemente sus posibilidades de optar por mejores oportunidades laborales. Además, significa un costo económico considerable para las instituciones.

En Chile, según un estudio del Servicio de Información de Educación Superior, SIES, del Ministerio de Educación las cifras de deserción bordean el 30% de los estudiantes luego del primer año de estudio, lo que aumenta a un 43% al 2° año. Lo alentador es que es que un número importante de ellos vuelven a ingresar al sistema en los años siguientes, matriculándose en otras carreras o casas de estudios.

El estudio muestra también que el reingreso varía significativamente según el tipo de institución y de carrera. Así, se observa que el reingreso en el corto plazo de los desertores es mayor en Universidades (cercano al 54%) que en los Institutos Profesionales (IP) y Centros de Formación Técnica (CFT), donde el porcentaje de reingreso es de 38,9% y 31,9% respectivamente. Asimismo, el reingreso se da más en las carreras profesionales (51,9%) que las técnicas (32,3%).

La retención de estudiantes constituye una de las grandes preocupaciones del Ministerio de Educación y en general, de todos los actores del sistema de Educación Superior, ya que una baja deserción, reduce los costos tanto para el estudiante como para sus familias, ya sea en términos de dinero invertido sin obtener la titulación esperada como de frustraciones y expectativas no cumplidas. Además, genera un efectivo aumento en la movilidad social. Las universidades e instituciones de formación también se ven beneficiadas, ya que aminora el fenómeno de la sala vacía en los cursos superiores.

La meta final de todo estudiante no sólo debe ser ingresar a Educación Superior, sino también mantenerse en la carrera, y completar los programas de estudio para convertirse en un profesional.

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