Cómo los modelos por competencias ayudan a disminuir la deserción estudiantil
El mercado laboral ha criticado constantemente a las instituciones de Educación Superior por su demora en hacer los ajustes necesarios para preparar a sus egresados con habilidades y capacidades clave.
Su preocupación no es en vano, estudios recientes del World Economic Forum han demostrado que existe una brecha de habilidades importante entre el perfil real de egreso de carreras profesionales y las habilidades requeridas por los empleadores. Si a esta realidad sumamos el hecho de que aproximadamente un 65% de los alumnos que entran a estudiar hoy, al egresar ocuparán cargos laborales que aún no han sido creados la realidad se torna bastante dramática.
En este contexto, la importancia de combinar modelos clásicos de formación en base a contenidos con modelos de formación por competencias aumenta, tanto para los planteles educativos como para las agencias acreditadoras que, además, ven esta nueva forma de integración de las habilidades laborales como un elemento clave para disminuir la deserción de instituciones. Aquí te contamos cómo lo hacen.
La Educación Superior en Latinoamérica está viviendo una transición, de la entrega de conocimientos académicos a la integración de habilidades propias del mundo laboral. Uno de los mayores problemas que se presenta ante esta fase de cambios es la armonización curricular, esto es, alinear la malla curricular y los planes de estudios con el perfil de egreso, misión institucional y por supuesto, con aquello que se requiere de los futuros profesionales.
Según el Observatorio de Innovación Educativa del Tecnológico de Monterrey la Educación en Base a competencias tiene los siguientes beneficios:
1. Enfoque en la necesidad de la sociedad y el mundo laboral
Como mencionamos anteriormente, este tipo de formación “conecta el aprendizaje del estudiante con el mundo laboral para responder a las demandas de la sociedad en permanente transformación, así como también responder a las necesidades del sector productivo” (Tuning, 2007).
2. Reconocimiento de aprendizajes previos
“Los programas educativos basados en competencias en su mayoría permiten a los alumnos utilizar conocimiento previo adquirido fuera del salón de clases, con el fin de acelerar su proceso educativo” (Degree Prospects, 2015).
3. Flexibilidad y accesibilidad
“Se enfoca en el aprendizaje y no en el tiempo invertido para completar créditos; por lo que los estudiantes no tienen que seguir programas académicos rígidos en contenido, ni tampoco en periodos de tiempo predefinidos como semestres, trimestres, etc.” (Degree Prospects, 2015).
4. Autogestión del aprendizaje
“Permite mejorar la capacidad de los estudiantes para reconocer, gestionar y construir continuamente sus propias competencias” (Everhart, 2014).
5. Transparencia en las capacidades de los egresados
“Permite comunicar eficazmente lo que los estudiantes saben y pueden hacer” (Kein-Collins,2012)
6. Formación integral y transversal
“Busca preparar a los estudiantes de manera integral desarrollando competencias que serán útiles en un contexto general como el acceso al empleo y el ejercicio de una ciudadanía responsable, a través de competencias como: pensamiento lógico, autoaprendizaje, manejo de la comunicación verbal y el lenguaje, la creatividad, la empatía, así como también la conducta ética” (Tuning, 2007).
7. Desarrollo de nuevas competencias docentes
“Un elemento esencial es la redefinición y la expansión del rol de los profesores en el aprendizaje de los estudiantes” (Anderson, 2013).
Todas estas mejoras repercuten fuertemente en el compromiso de los estudiantes; se refuerza su autoestima, ya que se sienten más preparados para lo que se viene a futuro, y, además, se les integra en el proceso de enseñanza, en una constante retroalimentación. Uno de los principales factores que motiva a los alumnos son los niveles de empleabilidad de un programa y en la medida en que una institución trabaje incorporando habilidades clave para el buen desempeño de sus egresados estos niveles indudablemente aumentarán.
Cuando los estudiantes están más comprometidos, es fácil trabajar con los índices de riesgo de deserción. Con una alerta temprana y programas de apoyo, un estudiante seguirá en la institución y logrará el éxito estudiantil.
Ahora, implementar modelos por competencia es un desafío mayor tanto en términos de esfuerzo y tiempo del plantel como en costos para la institución. Así, son cada vez son más las casas de estudios que incorporan plataformas educativas automatizadas no solo para generar estos modelos, sino también para volver más eficiente y facilitar el trabajo de estudiantes, docentes y administrativos en la gestión y seguimiento de dichos modelos.
El uso de las nuevas tecnologías para la gestión curricular otorga una serie de mejoras, tales como:
La recolección de datos sobre la gestión de contenidos facilita la mejora en la calidad de las clases.
Recoger datos del desempeño y aprendizaje de los estudiantes a través de Big Data, ayuda a organizar el proceso de diseño instruccional y, además, ayuda a evaluar los aprendizajes esperados respecto a mejores prácticas.
La minería de datos puede encontrar muchos patrones importantes en lo que allí se recoge, lo que puede ayudar perfilar el comportamiento del estudiante, y permitir que los profesores focalicen mejor su trabajo. Además, el análisis de lo que sucede en esta aula es clave para saber qué está funcionando dentro del currículum, y qué necesita modificarse.
Ayuda a los docentes a encontrar los mejores métodos de evaluación
Inés Gil-Jaurena y Sandra Kucina Softic, en el International Journal of Educational Technology in Higher Education, entregan un ejemplo sobre el uso de herramientas para ayudar a que los docentes decidan qué métodos de evaluación de desempeños en sus cursos es el más óptimo, y alinear de manera automatizada resultados de aprendizaje planteados por los profesores, respecto a recomendaciones de un software.
Integra a todos los actores involucrados en la evaluación del currículo
El California Center for College and Career resume las etapas de lo que denomina una “Unidad Multidisciplinaria de Currículum Integrado”.
Es un largo proceso, que incluye vincularse con socios de la industria y de la educación superior, crear y compartir mapas curriculares y de desempeño, preparar preguntas, asignar responsabilidades, revisar las secuencias instruccionales, fijar métodos de evaluación, y mucho más. Las plataformas tecnológicas pueden clasificar y ordenar los datos, y volverlos información relevante para mejorar el currículo.
El potencial de la tecnología para apoyarnos en la mejora y alineamiento de la planificación estratégica es altísimo, en especial el diseño curricular y la mejora de los planes de estudios. De acuerdo a NACADA, fundación norteamericana de apoyo académico a las universidades; «el mejor uso de las tecnologías se da cuando sus capacidades se alinean con nuestras metodologías de apoyo».
Conclusión
Hoy es indudable la importancia de incorporar modelos de formación en base a competencias en la educación terciaria, no solo para que los programas reflejen las habilidades que sus egresados requerirán al entrar al campo laboral, sino también para visualizar el logro de los estudiantes e incorporar mejoras con base empírica a los programas. El desafío es mayor, los modelos por competencias requieren una inversión de tiempo importante por parte de los planteles la cual puede ser mitigada en gran medida con la incorporación de herramientas tecnológicas específicas.
Hoy es clave mejorar la relación entre las instituciones educativas, el mercado laboral y el mundo público. Hacer seguimiento a egresados, evaluar habilidades, explorar tendencias, comparar e indudablemente incorporar cambios de manera rápida a los programas es algo a lo que las instituciones no pueden ser ajenas.