Planificación académica en universidades: gestionando mejor la carga
Diseñar y mejorar una malla curricular o el conjunto de syllabus en las universidades puede ser un verdadero dilema. Para asegurar que los resultados esperados de un curso, especialidad o programa académico se cumplen, los equipos a cargo de la planificación académica deben verificar si los profesores y estudiantes podrán manejar la carga de trabajo que se espera de ellos.
En la educación del siglo XXI, en la que la planificación académica de la educación superior se distribuye tanto en la sala de clases como en plataformas en línea, la planificación horaria ha sido un desafío. Habría sido más fácil calcular la cantidad de tiempo de actividades en un auditorio, el número de horas que tomaría a un estudiante el revisar un manual en la biblioteca, o el tiempo para que un profesor preparara una cátedra teórica en sala.
Pero cuando el modelo de educación se torna cada vez más intenso en el desarrollo de habilidades prácticas, con modelos de aprendizaje activo y el apoyo con actividades online, el asignar la carga académica u horaria es una pregunta abierta.
Mejorar el currículum incluye evaluar los resultados de aprendizaje tanto en la sala de clases como en las actividades que los estudiantes trabajan en línea, por ejemplo.
¿Cómo usar el data science y el análisis para mejorar?
1. Las universidades necesitan un enfoque colectivo del diseño curricular
Hay dos problemas de gestión educacional en la ejecución del currículum que ya no son aceptables:
- La facultad impone el currículum para que los profesores los implementen, sin ninguna retroalimentación de cómo se está ejecutando de manera efectiva en la sala de clases.
- Un profesor implementa el syllabus a su manera, sin rendir cuentas de manera apropiada de cómo el programa está cumpliendo o no con los resultados de aprendizaje esperado.
Así, Educause nos explica que con el aumento de la capacidad de las computadoras y el volumen de datos disponibles sobre los estudiantes, las universidades pueden efectivamente mejorar los resultados y experiencia de aprendizaje.
Pueden usar métodos eficientes de planificación estratégica integrada y servicios de apoyo (IPAS, por sus siglas en inglés), como “un enfoque al éxito del estudiante que promueva un sentido de responsabilidad compartida del progreso educativo entre los estudiantes, facultativos y el personal, a través de la información y servicios más holísticos”.
Por ejemplo, la Universidad de Sydney, en Australia, partner de uPlanner, tiene un comité de monitoreo de esa carga de trabajo, para “supervisar y apoyar la implementación y monitoreo de la política de asignación de carga institucional”.
Este comité:
- Revisa anualmente la asignación de la carga de trabajo (como la asignación de horarios) para cada unidad de trabajo académico.
- Asegura que su política de ubicación entregue “fundamentos razonables para comparar la cantidad de trabajo en toda la universidad”.
Con ello, la política de carga de trabajo promueve principios de equidad, transparencia y flexibilidad para que las facultades administren su gestión.
“Las gestiones de asignación de carga de trabajo a nivel local para una escuela o facultad debieran entenderse y apoyarse por la mayoría del equipo académico dentro de la unidad”.
Así, los departamentos de la universidad están en un proceso de consulta constante: la cabeza de la facultad monitorea cambios en la carga y evalúa su impacto, mientras el equipo discute sus preocupaciones respecto al trabajo, y reporta cualquier dificultad o variación en la demanda.
Por ello, la carga de trabajo se revisa y registra, para asegurar que el equipo no trabaje más o menos de lo necesario.
La lección es, entonces, que las universidades prosigan con procesos de consultas curriculares y de planes de estudios con académicos de planta y no permanentes, para estar analizando siempre cuánto están logrando realizar los profesores y estudiantes.
En Inglaterra, el Higher Education Funding Council financió un estudio de cómo mejorar la gestión de cargas de trabajo académicas. Concluyeron que aquellas iniciativas de carácter consensuado, en la que el equipo está de acuerdo, mejora el proceso tanto para los académicos como para los jefes de facultad de varias maneras:
- Les daba a los académicos una oportunidad de “influir en el uso del modelo para cambiar la asignación de recursos estudiantiles, con patrones y distribución de trabajo en periodos de alta demanda”.
- Creaba mayor conciencia de la carga promedio.
- Entregaba evidencia documentada de esta carga.
- Permitía priorizar actividades.
- Facilitaba la vinculación entre el debate sobre la planificación del trabajo, con la revisión de los procesos.
2. Las facultades deben sacarle partido a la información recolectada con el big data
Tanto el software de planificación de recursos (ERP) como de administración de cursos (CMS) reúnen una cantidad inmensa de información del desempeño de los estudiantes. No son solo las notas y promedios, sino elementos como:
- La cantidad de tiempo que toma a un estudiante para tomar una prueba.
- Los días y horas en las que los estudiantes entran en línea a revisar el contenido de un curso.
- El tiempo que toma a un estudiante escribir comentarios a tareas realizadas en línea.
- El número de solicitudes – o la falta de estas – para acceder a documentos específicos que se ofrecen en los cursos.
Normalmente, los profesores pueden utilizar esta información para ajustar sus tácticas en la sala de clases en cada semestre. Sin embargo, ¿está la universidad utilizando esa información para mejorar la experiencia de aprendizaje y la planificación académica?
A menudo, estos sistemas de información no se comunican, y los académicos necesitan pasar por un largo proceso de reporte de evidencias al final del semestre, para presentar problemas que los datos de un ERP o CMS podrían facilitar con evidencia, en minutos.
Para esto, contar con un ERP o un CMS no es suficiente. Las facultades necesitan encontrar soluciones como software de análisis de datos, herramientas en la educación que tomen las conclusiones perdidas virtualmente en estas bases de datos, para entregar una completa retroalimentación, que sea fácil de interpretar y nutra este proceso de diseño curricular colectivo.
¿Presentas desafíos iniciar un proceso de planificación académica y diseño curricular? ¿Cómo reúne tu institución su información para mejorar los planes de estudio?