Siete buenas prácticas que ayudan a la retención en Educación Superior
Los universitarios pueden convertirse en los mejores promotores de sus instituciones en la sociedad. Pero esto solo puede lograrse construyendo una relación de confianza entre ambas partes. Las estrategias de retención estudiantil apuntan precisamente a levantar este tipo de vínculo, en el que los estudiantes se sientan seguros y apoyados.
El aprendizaje centrado en los alumnos, el involucramiento completo de la organización y el modelo de “Pertenencia – Compromiso – Retención” son algunas de las principales estrategias que las instituciones de educación superior alrededor del mundo están implementando para mejorar sus tasas de retención estudiantil.
Pero es un proceso bastante complejo, en el cual se debe lidiar con muchas variables a las que hay que hacerles seguimiento y que deben ser medidas desde el primer año hasta el día de la graduación, e incluso más allá. La estrategias de retención estudiantil son procesos de largo plazo, por lo tanto sus resultados solo pueden ser observados luego de varios años de implementación.
¿Cómo entonces podemos saber si el proceso está yendo en la dirección correcta? Aquí es donde surgen las buenas prácticas como respuesta, ya que consisten en acciones fáciles de implementar y que entregan resultados medibles y concretos, con los cuales se puede visualizar cómo va la estrategia.
Las siguientes buenas prácticas se destacan en el ambiente universitario global porque son fáciles de aplicar y están totalmente orientadas a los estudiantes.
1. Tutoría cercana desde el primer día
“La evidencia indica la importancia de conectar a los nuevos estudiantes con sus consejeros o tutores desde muy temprano en el primer semestre de educación suprior”, sostiene un paper de la Universidad Mansfield (Pennsylvania, Estados Unidos). Esta institución recomienda que todos los consejeros se reúnan individualmente o en grupos pequeños con los novatos dentro de las dos primeras semanas de clases.
2. Asistencia obligatoria a clases para todo el primer año
Mansfield también asegura que los alumnos de primer año necesitan de una estructura desde el comienzo. “Una vez que se atrasan, aunque sea solo en una semana, caen en el riesgo de rendirse y terminar renunciando a la carrera”. Ante ello recomiendan “implementar una política de asistencia obligatoria a las clases de todo el primer año de carrera, así como en otros cursos iniciales. Se reporta cuando un alumno falta a más de dos clases consecutivas y entonces un equipo universitario de retención se contacta con él para hacerle seguimiento”.
3. Experiencia de primer año
Una de las razones más comunes que explican el abandono estudiantil en la universidad es la falta de integración. Por varios factores, algunos alumnos nunca se acostumbran al ambiente académico, sienten que no encajan con la comunidad. Es por ello que la experiencia del primer año es frecuentemente implementada por aquellas universidades que están preocupadas por la retención estudiantil.
Según la Universidad de Texas, estos programas “crean una pequeña comunidad en los grandes campus para los alumnos de primer año, ayudándolos a construir vínculos con otros estudiantes, así como con la facultad y su equipo (…). Los estudiantes que participan en esto muestran lazos más positivos con la facultad, mayor conocimiento y uso de los recursos del campus, mayor involucramiento con las actividades universitarias y un mejor manejo del tiempo que aquellos novatos que no participan de estos grupos”.
4. Comunidad de aprendizaje
Relacionado con la práctica anterior, “las comunidades de aprendizaje construyen un sentido de comunidad académica y social e incrementan el compromiso entre los estudiantes y la facultad, todo lo cual lleva a una amplia variedad de positivas ganancias, como mejores logros académicos, ganancia de más créditos y autoaprendizaje”, explica la Universidad de Texas.
“La literatura sugiere que aquellos estudiantes que participan en estos grupos demuestran un gran progreso en sus materias académicas, satisfacción con la universidad y un buen uso de los servicios de apoyo”, sostiene la institución.
5. Apoyo académico y social
Los consultores Hanover Research destacan la importancia de cuidar especialmente a aquellos estudiantes que provienen de ambientes sociales de bajos ingresos. “Las universidades necesitan prestar atención a las barreras emocionales y prácticas que enfrentan este tipo de alumnos. Esto es confirmado por el programa de la Universidad Estatal de Georgia, el cual no solo reparte dinero entre sus alumnos de riesgo. Su programa “Keep HOPE Alive” (Mantén la ESPERANZA Viva) contempla talleres sobre cómo manejar el tiempo, literatura sobre finanzas, así como habilidades académicas para ayudar a estos estudiantes a reencontrar su camino”.
6. Calendarización de los exámenes
Muchos alumnos de primer años se asustan cuando se enfrentan a un calendario de pruebas completamente distinto al que conocían en el colegio. La Universidad Mansfield dice que “la máxima de ‘haz pruebas más temprano y más a menudo’ es particularmente importante para los cursos de primer año. Estos debieran seguir las prácticas relacionadas con aplicar pruebas desde el comienzo del semestre, evitando así pocas pero enormes pruebas. Tests de bajo riesgo o prácticos pueden ser usados para ayudar a los estudiantes a adaptarse a las nuevas expectativas”.
7. Excelencia desde el primer año
Por último, pero no menos importante, la búsqueda de la excelencia desde el primer día es una buena práctica esencial en la educación superior para mejorar las tasas de retención estudiantil. En el paper titulado “Retención: Un crítico y selecto inventario de las mejores prácticas”, el Dr. Jeff Clark, de la Universidad Estatal de Sacramento, destaca algunos hallazgos y recomendaciones importantes:
- Las instituciones que logran la excelencia desde el primer año son aquellas que ubican sus prioridades precisamente en el primer año.
- La excelencia florece en una cultura que estimula la generación de ideas, los proyectos piloto y la experimentación.
- En los campus donde se logra la excelencia desde el primer año, una característica común es la claridad de la identidad institucional y el respeto por loa estudiantes.
- La excelencia en el primer año descansa en el involucramiento director de la facultad.
- La excelencia en el primer año necesita de creatividad y del uso sensato de los recursos financieros.
“Estos hallazgos y recomendaciones – explica el Dr. Clark – fueron parte de las conclusiones de un estudio realizado a 13 facultades y universidades de los Estados Unidos que, en palabras de su autor, “han logrado la excelencia en cómo han estructurado e implementado el primer año”.
¿Su universidad está aplicando algunas de estas buenas prácticas de retención estudiantil? ¿Están usando otras buenas prácticas? ¿Funcionan bien? Le invitamos a compartir un comentario.