6 factores lograr una acreditación universitaria exitosa
La acreditación académica ofrece una valiosa oportunidad para que una institución de Educación Superior sea reconocida como una entidad que ofrece educación de calidad e investigación al servicio de la sociedad. No obstante, también puede convertirse en una amenaza.
La presión de parte de la sociedad civil y gobiernos por una educación de calidad está obligando a las universidades a adoptar estándares de acreditación más altos y a entregar resultados concretos que validen la inversión que hacen familias y estudiantes. Un proceso de acreditación que no es debidamente preparado pone al descubierto deficiencias en la calidad y errores de gestión. En consecuencia, arriesga la credibilidad y reputación de la entidad.
Si la institución no está alineada con la oportunidad que significa el desafío de la acreditación, no podrá hacer frente a los efectos colaterales que surgen en el camino. Aquí te mostramos cuáles son los factores más importantes para considerar.
No solo se trata del momento en que se recopila la información requerida para los procesos de acreditación, se trata de cómo se piensa estratégicamente para que procesos como este se conviertan en oportunidades para la mejora continua. En estos tiempos la explosión de la innovación ha puesto a los planteles educativos en procesos de constante cambio, al cual solo las instituciones de alto desempeño han podido adecuarse.
Así lo comenta el ex coordinador de educación terciaria del Banco Mundial, Jamil Salmi, a University World News; la innovación tecnológica está «realmente cambiando la forma en que los estudiantes de hoy acceden a la información, la forma en que aprenden, la forma en que manejan las expectativas. Ahora vivimos en modo beta. Se nos pide constantemente que aprendamos algo nuevo”.
A continuación, te mostramos qué factores tener en cuenta frente a este proceso.
1. Costos del proceso
El costo de un proceso de acreditación solamente valdrá la pena si el beneficio es mayor al gasto, tanto monetario como en términos de mejora de la capacidad de gestión interna. El procedimiento en sí es largo e involucra a toda la universidad, por lo tanto, los cálculos e inversión deben ser realizados siempre mirando a largo plazo.
2. Integrar a toda la institución
Las distintas facultades, centros de estudio y unidades académicas que conforman una universidad funcionan muchas veces de forma totalmente independiente de la dirección general de la institución. Varias instituciones han destacado la necesidad de contar con una mayor integración en las evaluaciones, para mejorar el crecimiento académico global y la colaboración internacional.
Según Effective Assessment in a Digital Age de JISC la integración “puede tener implicaciones para la experiencia del estudiante. Es vital que las instituciones trabajen para asegurar que la infraestructura técnica y los sistemas estén en el lugar correcto, y que los equipos y técnicos puedan trabajar con los docentes para entregar de manera exitosa tecnologías relevantes. Los marcos regulatorios también necesitan adoptar la demanda por mejores evaluaciones basadas en tecnología”.
Por otro lado, Manja Klemencic profesora de la Universidad de Harvard comenta a University World News; «Si a los estudiantes se les da un papel significativo en el proceso de aseguramiento de la calidad, pueden influir directamente en la práctica de la educación superior».
3. Generar una cultura de autoevaluación y autorregulación
Cuando la mejora continua es un objetivo de todos los involucrados, procesos como la acreditación promueven el desarrollo de mejores planes y programas.
Si bien puede generar incomodidad por la sensación de amenaza que significa la difusión de indicadores de desempeño, el control de gestión y las evaluaciones que conllevan, la implementación de una cultura de autoevaluación cohesiona los esfuerzos como “comunidad”, y con el tiempo el mismo ejercicio de divulgación puede convertirse en una evidencia del avance en conjunto.
4. Incluir las necesidades del mercado laboral en los programas
La transición de la entrega de conocimientos académicos a la integración de habilidades laborales es un elemento clave para la educación del futuro. Por esto es importante que la institución revise constantemente los perfiles de egreso de carreras, asignaturas y mallas curriculares, para que reflejen el nivel de competencias que requieren la industria y el sector público.
Clave es, entonces, mejorar la relación entre las instituciones educativas con el mercado laboral y hacer seguimiento a los mismos egresados de sus facultades, para evaluar, explorar y comparar si las carreras universitarias se ajustan rápidamente o no a la realidad laboral.
5. Difundir los objetivos de manera estratégica con el cuerpo académico
Puede que el proceso de acreditación genere aprehensión en los docentes por la idea de que coarte su capacidad de innovar en la elaboración de clases. Frente a estos desafíos, es primordial que la institución difunda y sensibilice de manera inteligente a sus docentes sobre los fundamentos de la acreditación, así como las mejoras internas que ésta potenciará dentro y fuera de la sala de clases.
Al mismo tiempo, la entidad debe abrir canales de retroalimentación que permitan a sus docentes comentar el proceso y dejar constancia de los cambios que puedan estar comprometiendo la innovación al educar.
6. Uso de tecnología en las evaluaciones para la acreditación
Las instituciones de Educación Superior están incorporando tecnología en sus evaluaciones internas para almacenar, controlar y gestionar datos esenciales necesarios para monitorear procesos, identificar brechas y bajos desempeños, para solucionarlos y mejorarlos.
Estas tecnologías apuntan a potenciar la gestión institucional y también la experiencia de aprendizaje de los estudiantes, en particular los niveles de retención y compromiso estudiantil.
Según la Academia de Educación Superior de Reino Unido, “mediante el uso de tecnología relevante, la experiencia del estudiante puede ser mejorada a través de un mejor acceso a la información de las evaluaciones, un rango mayor de tareas, retroalimentación más rápida y automatizada, y mediciones de apoyo a los pares y en grupos”.
Conclusión
Lograr la acreditación se está volviendo cada vez más complejo para las instituciones de educación superior a nivel internacional. La creciente presión de los gobiernos y el mercado mismo está moviendo a las universidades hacia estándares más altos de acreditación.
Existen una serie de factores clave, como costos, integración y cultura de la institución, la difusión estratégica de la información, entre otros. Tener en cuenta todos estos factores es el primer paso para una acreditación exitosa.