¿Cómo alinear los perfiles de egreso en la educación superior?
Uno de los mayores problemas de gestión de la educación superior es la alineación de la malla curricular y los planes de estudio con el perfil de egreso de los futuros profesionales. Las instituciones de educación superior (IES) pueden invertir meses en gestiones administrativas, documentales y profesionales para que se demuestre de manera integral el enorme set de competencias o atributos que se espera de los egresados de las carreras universitarias.
Por lo general, las casas de estudios no cuentan con plataformas educativas automatizadas que les permitan verificar si el perfil de egreso está alineado con el desarrollo específico de habilidades para alcanzarlo. “En general todas las instituciones definen como los estudiantes van a salir de la universidad en términos de cuáles son sus capacidades y cómo se expresan en función de sus competencias al momento de egresar”, señala Cristián Espinoza, Gerente de I & D de uPlanner. El desafío, de acuerdo al experto, es “cómo transformamos múltiples estudiantes que vienen con distintos niveles de preparación académica, para que todos lleguen a este perfil de egreso que la industria está esperando, y que es el nivel que hemos prometido al estudiante que va a alcanzar.”
Caso
Imaginemos a una importante Escuela de Ingeniería. La carrera de Ingeniería Industrial, en conjunto con representantes del mercado laboral, reformó la malla curricular y desarrolló un nuevo perfil de egreso – una descripción de las características y habilidades propias de un profesional de esa casa de estudios. Este:
- Integra 7 competencias, atributos y habilidades transversales a toda la carrera y que se desarrollan gradualmente en hasta 5 niveles de aprendizaje.
- Incluye habilidades de nivel superior, como conocimiento especializado y específico de la disciplina, así como gestión independiente, administración del trabajo en equipo y de proyectos.
En la teoría, la escuela estaba confiada en que los estudiantes egresaban con este set de habilidades. Sin embargo, en los primeros informes de práctica, muchos empleadores criticaron problemas de actitud y falta de autonomía de los egresados, especialmente respecto al manejo de su tiempo en el desarrollo de proyectos.
La Escuela de Ingeniería tomó varios meses en revisar, de manera exhaustiva y comparada, tanto el perfil de egreso, como la malla curricular y cada uno de programas de estudio. Finalmente, detectó que, efectivamente, no se estaba cumpliendo con el perfil de egreso: el desarrollo de ciertas habilidades transversales se estaba pasando por alto.
- De las 44 asignaturas impartidas, ninguna tenía integrado en su perfil de estudios el desarrollo de habilidades de nivel superior de autogestión y trabajo en equipo.
- El cuarto año de estudios concentraba el desarrollo de conocimientos específicos de la disciplina, con 15 asignaturas distintas donde la entrega de contenidos era redundante.
En casos como estos, de acuerdo a Espinoza, “no hay ninguna asignatura que esté tributando a ese nivel de esa competencia. Estamos esperando que los alumnos lleguen a la consecución de ese nivel pero en ningún minuto lo estamos llevando a su consecución”. Para el experto, una concentración de asignaturas con ciertos niveles de competencias no es necesariamente malo, “pero puede estar representando un desbalance (…). Estamos llevando a que los alumnos tengan un gran nivel de esfuerzo en una competencia, siendo que estamos dejando un poco de lado otras”.
La alineación entre currículum y perfil de egreso de las universidades
Uno de los principales problemas con los procesos actuales de desarrollo curricular es la falta de alineación y el poco uso de software y tecnologías especializadas para apoyar esa gestión. “Esto es extremadamente complicado de hacer cuando el proceso se realiza a través del envío de correos electrónicos y un millón de Excel, donde cada Excel representa una asignatura.», señala. El experto destaca que el compartir esa información y analizar los atributos de cada asignatura, es muy complejo «si no está toda la información en un solo lugar.”
Espinoza concluye que, para alinear mejor la planificación curricular, es importante incorporar herramientas de gestión para coordinar y facilitar el debate interno en la institución de educación superior. «Por ejemplo, si la comunidad académica tiene una conversación sobre si los alumnos tienen que dedicar más tiempo y priorizar las ciencias básicas o tienen que tener una visión más holística, esta discusión se va a poder llevar a cabo con la evidencia que presentan las cifras de estas herramientas de gestión”, afirma.
Por esta razón, uPlanner comenzará próximamente una serie de webinars para orientar a la comunidad académica en torno a elementos como las innovaciones tecnológicas y de metodología para el diseño curricular y gestión del aprendizaje”, con tecnologías desarrolladas en conjunto con la Universidad de Sydney.
“Lo que estamos haciendo”, señala Espinoza, “es apoyar a las universidades a transformar el esfuerzo concentrado de perfeccionamiento o de creación de un nuevo programa curricular en un proceso de mejora continua, que tome en consideración lo que está ocurriendo, tome en consideración la vida de los alumnos y el avance de estos a nivel grupal e individual, para poder realizar mejoras continuas en cada uno de los programas y las formas en que ellos se están ejecutando.”
Agrega que «en lugar de concentrar el esfuerzo en la acreditación académica, por ejemplo ABET, solamente cada cuatro años, lo que proponemos es que la IES pueda realizar una mejora continua de sus programas curriculares, a través del análisis de los resultados de aprendizaje de sus alumnos en la ejecución del programa en cada período académico, o incluso durante éste».
¿Cómo analiza su casa de estudios la consecución de su perfil de egreso? ¿Cuáles son sus principales desafíos?